4 jun 2019

Órdago por órdago


Llevamos viendo en las últimas semanas un maltrato cada vez mayor de Ciudadanos para con VOX de vergüenza y que casi se podría calificar de hostigamiento, en las variadas voces de gente como Manuel Valls, que fué el primero; Villegas, que textualmente los ha comparado con Podemos (sin comentarios)... y una de las últimas viene del candidato de la autonomía de Aragón, un tal Daniel Pérez Calvo (que ahora me entero que ha trabajado para Onda Cero y Atresmedia en su región, no hace falta añadir nada más) que dice que les separa una "distancia genética", que es una versión muy fina de la "alerta antifascista" de Pablo Iglesias Turrión.
No sé a quién quiere engañar Rivera saliendo a decir algo así como que «él respeta mucho a los votantes de VOX, pero que a ése partido no lo considera digno». Pues una cosa no se puede disociar de la otra, así que no queda más que deducir que en el fondo lo que le interesa a Rivera son los votos que ha conseguido VOX. Otro que ya se cree amo de los votos.

Partido Popular probablemente también piensa lo mismo (a las declaraciones de Casado no hace un mes me remito), y como a parte del electorado del P.P. le resultaría muy feo ver que su partido hace eso con VOX, de paso les viene cómodo que sea Ciutadans el que haga la tarea de matón.

Esto que hace Ciudadanos no se les ha ocurrido a ellos solitos, que ya de por sí sería grave. A parte de las directrices del Elíseo, el partido naranja —por fuera, pero rojo por dentro— está por su cuenta haciendo méritos ante "Europa" y ante el Partido Liberal Europeo (que ha salido ganador en éstas últimas europeas, y al que está adscrito ) a ver si atrapan carguitos en Bruselas, ya que el Partido Socialista Europeo y el Liberal Europeo van a hacer coalición contra el Popular Europeo. Si Ciudadanos hace como hizo en Andalucía éste enero y vuelve a permitir que VOX entre en gobiernos de otras autonomías, en Bruselas se van a enterar al instante, "y para eso no os estamos financiando ni echándoos capotes". Así, de un plan salen dos fechorías: ser en suelo español autores materiales de una injerencia y usar su poder de votos aquí para posicionar sus fichas en el eurotablero. Si la primera es asquerosa, la segunda no lo es menos.
Y me cuesta ver a Javier Nart metido en algo así.

VOX ha acertado colocándose en los no adscritos en el parlamento europeo, quitándoles así argumentario a los que les alinean con la Lega y el Reagrupamiento Nacional francés; pues aunque ciertamente VOX no es de ese estilo a pesar de lo que digan, sí que ocupa en nuestro país la posición electoral homóloga de muchos de éstos.
Con su mejor intención en aquél primer momento y para traer un cambio de aires que era necesario, VOX ayudó al PP y a Ciudadanos, y desde el primer momento vimos el trato: frialdad, desdén, negación ("nosotros hemos pactado con el PP, no con VOX") y ostracismo.
Ante todos estos desaires, ninguneo y hasta descalificación, VOX, con muy buen criterio, hace muy bien en hacerse valer ante el P.P. andaluz con la enmienda a la totalidad de los presupuestos de la autonomía andaluza. Impuesto de sucesiones aparte, no han tocado apenas nada: prácticamente sigue igual todo el organigrama y entramado de la Junta en tiempos del P.S.O.E., con Canal Sur a todo trapo, institutos de la mujer, etcétera. Y para eso, que sigan los presupuestos de cuando Susana Díaz.

Se salió Ciudadanos entonces con la suya (no apretaron mucho porque estaban las autonómicas de mayo a la vista y tenían que esconder su intransigencia, que hubiera dado muy mala imagen) y junto al PP ya se pensaban que iban a tener su apoyo incondicional en lo sucesivo. Que los habían calmado en enero. Pero resulta que puede que no, que VOX como mínimo pide respeto, que no se lo dan, que les siguen tratando de extraparlamentarios, y si no se avienen a las condiciones de Ciudadanos ya les azuzan con los medios de incomunicación haciéndoles potenciales culpables de que vayan a mandar P.S.O.E., Carmena y compañía, pintándolos de intransigentes y responsables de que mande la izquierda.
Igual como le quieren colar al votante de VOX subrepticiamente a través de una cara B de Libertad Digital como es Carmelo Jordá en el bochornoso artículo de opinión de hoy miércoles. Lo ponen firmado por Jordá porque si lo firma un primera espada de la casa sería un descrédito para la misma. De paso aprovechan para mostrar dentro del digital a un disidente de atrezzo, papel que también viene interpretando allí Pepe García Domínguez.

Ciudadanos, como chiringuito que funciona financiado por sus financistas, se dedica a no usar la cabeza más que para hacer lo que le dicen sus pagadores. No sé si es por exceso de soberbia pero el caso es que no han entendido nada. Aunque es un partido, VOX no es un partido. Un grupo de gente, sus votantes y sus representantes, que ha salido a decir lo que piensa. De cuestionar el statu quo. Una voz que se sale de este consenso con rejas. Sin ir más lejos, sobre las autonomías, y sobre otras cuestiones que parecían intocables e inamovibles después de casi cuatro décadas de gregarismo.

Yo creo que VOX se puede permitir éste órdago que no es más que que se le respete, y no creo que le vaya a afectar electoralmente a corto plazo (a falta de cuantificar el daño que puedan hacer los medios). De la misma forma que VOX no es un partido como los demás, la gran parte de su electorado no es como la de los demás, o eso quiero creer. Tengo esa ilusión y esa esperanza.
Esperemos que el nuevo partido no defraude.