8 nov 2016

La C.O.P.E. y la señora de Clinton

Del papel de los medios de comunicación (españoles en este caso que nos ocupa) respecto las elecciones estadounidenses de 2016 se podría escribir mucho, mas yo no recuerdo que se hubiese llegado en anteriores ocasiones a semejante nivel de parcialidad. Cierto es que no había aparecido tampoco en las últimas convocatorias electorales un candidato tan disruptivo como es Trump, pero ni aún eso es óbice para una campaña tan escorada y tan descarada. 

Ya sé que no estoy descubriendo nada que se sepa cualquiera que esté razonablemente prevenido de los medios de masas, pero lo de ésta ocasión es demasiado exagerado; se les ha ido la mano demasiado, más que con la promoción a Ciudadanos para las elecciones locales del año pasado, y aquello ya fué oloroso. Lea, vea o escuche uno la emisora o publicación que elija verá el caldo gordo que le hacen a la candidata demócrata, con todo dato positivo a su alrededor, y si nombran algo en su contra lo presentan como conspiraciones, y todos y cada uno de los defectos (que en esta ocasión se les olvida poner lo de presunto) y disputas que tiene o le surgen al candidato republicano.

Pero el caso de la Cadena de Ondas Populares Españolas, más conocida como la C.O.P.E., con su apoyo y promoción a Hillary Clinton, y denostando sistemáticamente a Donald Trump, es, como el de la práctica mayoría de los medios, un insulto a la inteligencia de la audiencia —y de su audiencia— principalmente por dos motivos. 

El primero, a grandes rasgos, es el sesgo en cuestiones de índole estrictamente informativa. Que una emisora que presume precisamente de tener como fuerte la información, con boletines cada media hora, que ha desplegado a un considerable número de empleados y medios técnicos (sí, como otras radios y televisiones, mismo como R.N.E.), por no obviar que tiene en plantilla a algún locutor-periodista que cobra diariamente más de dos millones de pesetas netas, para luego arrojar un resultado de tan pobre sustancia periodística (eso sí, ampulosidad que no falte), tendría que hacer pensar a sus directivos, si es que la consultora sueca aún les permite eso.

Y el segundo motivo es el que considero más sangrante por el hecho de ser la emisora que es: Trump es (o parece ser) un deslenguado, desinhibido con las mujeres, con extranjeros y con cualquier otro tema que toca, aunque yo quiero manifestar que de sus declaraciones, a lo que nos han vendido los medios nacionales, va un trecho. Pero bueno, la C.O.P.E. puede hacer como que tiene unos principios y no parecerle adecuado hacer comentarios positivos en favor de un excéntrico de vida disoluta como Trump. Bueno, bien. ¿Pero hacerlo en favor de Hillary Clinton? Simplemente con recordar sus antecedentes pro-abortistas, sus relaciones con la empresa de exterminación —¡de ejecución de recién nacidos!— de criaturas Planned Parenthood, creo que es suficiente, suficiente para que una C.O.P.E. como en otros tiempos uno se pudiera esperar, no se hubiera dedicado no ya a blanquearla si no directamente a promocionarla.
Pero qué asco.

Está, naturalmente, muy bien que el señor Herrera, que tiene amigos por todas partes, nos traiga la entrevista a un amigo suyo, un cargo del Partido Demócrata, y que presuma de esa amistad, ¡claro que sí!, y lo de dar el testimonio y opinión de su amigo como cátedra y pura realidad de los E.U.A., pues bueno, pase. Pero de ahí a entrevistar a un tipo que por muy cocinero de éxito que sea allí (un cocinero que, qué casualidad, tuvo su programa en la T.V.E. de los tiempos más álgidos de Zapatero), en su día ofreció trabajo a etarras en su restaurante (ver ABC del 25-X-2011)... ¡hombre, por favor! Será que no teníais a otro correligionario de la Clinton y que hable mal de Trump. Será que escasean. Pero qué más dá. Otros dos kilitos y arreando. 
Y hablo de Herrera por no hablar del otro, Expósito. A quien no he escuchado es a López Schlichting, ese bochorno que me he ahorrado.

En suma, una C.O.P.E., la C.O.P.E. de Barriocanal, con el oremus no perdiéndolo si no ya en ignorado paradero, que sólo se centra en el fúbtol, en facturar publicidad y en tratar de contentar a quien nunca les va a respetar; sin sustrato ideológico definido, ni respeto por su propio pasado. Quizá en la línea con el actual pontífice.

En unas horas sabremos los resultados.

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